¿Los tratamientos de ondas de choque duelen?
Una pregunta habitual entre las personas que se plantean someterse a este tratamiento es si las ondas de choque duelen. La respuesta es tajante: no. El uso de ondas de choque para tratamientos de estética usa bajas frecuencias, para asegurar una experiencia óptima. Se trata de una tecnología puntera desarrollada y probada por la industria médica y dermatológica, ofreciendo plenas garantías.
La técnica se aplica en una serie de aparatología especialmente diseñada para el uso en cabinas de estética. Además, los profesionales que manejan estas máquinas están convenientemente formados, para conseguir los mejores resultados y ofrecer plena seguridad.
La base científica de este moderno avance está en las ondas acústicas, cuyo efecto sobre los tejidos está sobradamente comprobado. En sus inicios comenzó a aplicarse en el contexto médico y de fisioterapia, para tratar lesiones musculares. Posteriormente, las investigaciones demostraron que su uso puede tener efectos muy positivos también desde un punto de vista estético.
Su acción drenante y tonificadora es un valioso recurso frente a la celulitis y la adiposidad localizada. Con esta técnica es posible tratar de manera segura y efectiva el problema de la grasa localizada, sin necesidad de recurrir a la cirugía. Los resultados son realmente espectaculares, consiguiendo revertir el aspecto de la piel flácida y con celulitis, gracias al poder de tonificación de las ondas acústicas.
¿Cómo es una sesión de ondas de choque?
La disposición para la sesión es similar a la que se realiza para cualquier otro tratamiento estético. La paciente se tumba horizontalmente en la camilla, ya sea mirando hacia arriba o hacia abajo, según la zona a tratar.
Al comienzo, se extiende sobre la piel un gel transparente, que facilita que el impulso pueda dirigirse de la manera correcta. A partir de ese momento, comienza la sesión propiamente dicha, en la que el profesional maneja el transmisor de las ondas de choque, ejerciendo una ligera presión sobre la piel.
La aplicación de las ondas de choque no duele, realizandose en movimientos giratorios en círculos, hasta abarcar toda la zona que se quiere trabajar. En función de la afección y la extensión de la zona a tratar, la duración de la sesión puede variar ligeramente, oscilando entre los 20 y los 30 minutos.
En el proceso se combinan diferentes frecuencias y formatos de ondas acústicas, para conseguir incidir sobre los nódulos de grasa. El resultado es una piel más tersa y cuidada, ya que el tratamiento estimula la producción natural de colágeno.